Aberración
Jueves 28 de Septiembre de 2006
Milagros Socorro
Nuevamente unas declaraciones de Manuel Rosales marcan la agenda del debate. Este domingo, a las 10:00 de la mañana, fue transmitido el programa Diálogo con..., que conduce Carlos Croes en Televén. Hacia el final de la entrevista, el periodista le solicitó al candidato presidencial su punto de vista acerca de los movimientos de derechos civiles que luchan por la legalización de las uniones de personas del mismo sexo. Para asombro de una buena porción de la audiencia, Rosales, que hasta ese momento había respondido las interrogantes con datos y argumentos elaborados con base en hechos, remató el asunto diciendo que esa opción es aberrante y agregó que va contra la naturaleza divina.
No evidenció ninguna reflexión al respecto y, lo que es peor, tampoco una mínima disposición a hacerse preguntas, a considerar cuáles son las aspiraciones de una parte de la población que podría ser minoritaria si se calcula en forma individual (cuántos homosexuales hay en Venezuela), pero que abarca a una gran masa si se toma en cuenta a las familias de estas personas, a sus amigos y a todos los venezolanos que desean una sociedad sin discriminaciones por la razón que sea.
DESDE LUEGO, TANTO LOS CANDIDATOS COMO TODOS LOS CIUDADANOS PUEDEN EXPRESAR SUS OPINIONES LIBREMENTE. Y nadie está obliga do a suscribir las perspectivas de los demás de forma acrítica ni mucho menos condescendiente. Pero si un aspirante a la Presidencia se postula como el gobernante de los 26 millones que somos, en oposición al otro candidato, cuya prédica permanente es la división y el vilipendio a quienes rechazan su gobierno, lo básico que puede esperarse es que, efectivamente, la totalidad de la población sea escuchada y respetada. Más cuando su consigna electoral es "Atrévete", lo que constituye, como sabemos, una exhortación a perderle el miedo a la lista de Tascón y a todos los mecanismos de amedrentamiento que el Gobierno ha puesto en marcha sin ningún disimulo, para que el temor a represalias y persecuciones le garantice votos al candidato oficial.
Manuel Rosales invita al electorado a que se atreva a manifestarse políticamente en un contexto de autoritarismo que impone una visión única del país y del poder; y esa apelación va dirigida sobre todo a los sectores que en la actualidad se ven beneficiados por los programas sociales del Gobierno, que ponen dinero en efectivo en manos de no se sabe cuántas personas. Su mensaje intenta movilizarlos para que se atrevan a confiar en que su mandato no sólo no interrumpirá esas ventajas sino que las profundizará, ampliándolas a todos, con independencia de su adscripción política o de la franela que lleven, como él mismo dice. En fin, que se atrevan a pensarse a sí mismos como ciudadanos y no como recuas amansadas con dádivas o amenazas.
NO TOMA EN CUENTA EL CANDIDATO QUE SU LEMA LO EMPLAZA TAMBIÉN A ÉL A ATREVERSE A MIRAR AL OTRO COMO SER HUMANO, como un individuo que tiene una historia, una manera de vivir y de escoger sus parejas. Y no como un aberrado, para lo cual no hay que atreverse a nada sino simplemente adscribir una posición que sabemos que todavía es mayoritaria y está aprobada por una parte de la catolicidad. No toda, por cierto.
Manuel Rosales, como político avezado que es, ha sabido redituar como fortalezas lo que son sus debilidades. Su escasa habilidad verbal (en contraste con la de Chávez, que tiene en ella su única pericia) ha sido encarada por Rosales con franqueza y sencillez; ha dicho que él no sabe hablar, pero que tampoco dice mentiras "como el otro". Y esto le ha granjeado simpatías, porque es percibido como indicio de autenticidad. Rosales podría ser el primer candidato presidencial venezolano en reconocer que no sabe de todo y que para eso tiene asesores de alta competencia en todos los campos.
Al ser instado por Carlos Croes para que fijara posición con respecto al matrimonio homosexual perdió una excelente oportunidad para conceder que había sido llevado a un terreno en el que se mueve más por prejuicios que por un auténtico dominio de un asunto que no es de ésos que se orientan por preferencias personales o meras intuiciones. La diversidad sexual y las conquistas de reivindicaciones para los homosexuales no son cuestiones que se despachen con fórmulas desprovistas de discernimiento. Si, por ejemplo, la pregunta hubiera sido: ¿Qué piensa usted de las cadenas de expendios de hamburguesas? Y la respuesta: Me parecen un asco, no entiendo cómo alguien puede preferir esto a las mandocas o a los yoyos de plátano. Bueno, ningún sector sale aporreado con esta declaración. No hay en ello la disposición a discriminar a nadie con insultos y descalificaciones.
EL CASO ES QUE LA PREGUNTA DE CROES TIENE MUCHA PERTINENCIA PORQUE SE TRATA DE UN TEMA DEBATIDO EN TODO EL MUNDO OCCIDENTAL y Venezuela no es la excepción.
Mientras el hermano Lukashenko, presidente de Bielorrusia, se refirió al amor entre congéneres como "perversión sexual", y en Irán, bajo el gobierno del hermano Ahmadineyad, fueron ejecutados públicamente, mediante ahorcamiento, dos adolescentes por haberlos encontrado en "actividades homosexuales", las sociedades democráticas le dan a este tema el lugar de importancia que merece.
Cuando fueron aprobadas en España las uniones civiles (que no religiosas) entre personas del mismo sexo, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo que ese reconocimiento de derechos era "un pequeño cambio en la letra, que acarrea un cambio inmenso en la vida de miles de compatriotas" y que no se estaba "legislando para gentes remotas y extrañas sino ampliando las oportunidades de felicidad para nuestros compañeros de trabajo, para nuestros vecinos, para nuestros amigos y estamos haciendo un país más decente".
De hecho, estos matrimonios civiles han sido reconocidos en los Países Bajos, Bélgica, España, Canadá y el Reino Unido. Y las uniones que otorgan a las partes muchos de los derechos y obligaciones que supone el matrimonio entre heterosexuales, aunque no las equiparan del todo, existen en siete países europeos: Alemania, Dinamarca, Groenlandia, Finlandia, Francia, Islandia, Noruega, Suecia y Suiza. Estas parejas también tienen acceso a algunos derechos reconocidos al matrimonio en Australia, Austria, Colombia, algunas ciudades y regiones de Brasil, Hungría, Israel, Nueva Zelanda, Portugal, así como en varios estados en Estados Unidos, y en Argentina, en Buenos Aires y la Provincia de Río Negro.
Estamos hablando, pues, de una cuestión que exige discernimiento, por lo decir lo menos. Y respeto, por asentar una exigencia.
AUNQUE SÓLO FUERA POR DETENERSE A PENSAR EN LAS CRECIENTES CIFRAS DE VARONES ADOLESCENTES Y ADULTOS JÓVENES QUE EN VENEZUELA ESTÁN CONTRAYENDO EL VIH, en buena medida por la dis criminación, la homofobia, la falta de una perspectiva inteligente, responsable y solidaria de esta realidad, es aconsejable que Manuel Rosales haga buena su promesa de hacer un gobierno para los 26 millones de venezolanos, de plantarse frente al autoritarismo y de convertirse en factor de unión, y presente una disculpa a los compatriotas que nos hemos sentido vulnerados por sus expresiones peyorativas hacia los homosexuales venezolanos, quienes, por cierto, han demostrado su valentía al atreverse a vivir, pensar y relacionarse afectivamente como quieren. Y esto frente al muy pesado régimen del machismo del que todos somos cómplices.
Thursday, September 28, 2006
Tuesday, September 26, 2006
Ya que estamos en lo del machismo, hablemos de Irán
MILAGROS SOCORRO
El Nacional, September 24, 2006
Como viene haciéndolo en diferentes foros, el presidente Chávez denunció, en la reciente Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, que el capitalismo y la Iglesia Católica son machistas. Tiene mucha razón. Pero cabe preguntarse si tan loable bandera ondeó en las conversaciones sostenidas con el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, quien estuvo hace unos días en Caracas, donde fue tratado a cuerpo de rey y no fue perturbado ni siquiera por alguna organización de mujeres que se plantara para protestar por la situación de subordinación en que se encuentran las iraníes.
En marzo de este año, unas 1.000 mujeres se congregaron en Teherán para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Era una manifestación pacífica, de ciudadanas sentadas entre pancartas, donde podía leerse: "La discriminación contra las mujeres es un abuso contra los derechos humanos", y "Las mujeres exigen sus derechos humanos". De pronto, según dice el informe de Amnistía Internacional, "llegaron al parque varios autobuses cargados de policías y miembros de la milicia Basij vestidos de civil, así como agentes especiales antidisturbios pertenecientes a la Guardia Revolucionaria Islámica. Grabaron y fotografiaron a las mujeres manifestantes y a continuación ordenaron que se disolvieran, con el argumento de que no habían recibido autorización oficial".
Como las manifestantes no acataron la orden y, más bien, una de ellas leyó una declaración donde reivindicaban más derechos para las mujeres, los uniformados cargaron contra ellas, les cayeron a golpes y las rociaron con gases lacrimógenos. Entre muchas otras, la poeta feminista Simin Behbehani, de avanzada edad y con problemas de vista, recibió rolazos y patadas por parte de agentes de seguridad. Estos atropellos se repetirían en junio.
Es de lamentar que el presidente Ahmadineyad no hubiera dado una rueda de prensa a la que se hubiera permitido la asistencia a periodistas de medios no oficiales, porque habría sido muy pertinente preguntarle ¿por qué protestan esas mujeres, aún a riesgo de ser pasadas a plan por la policía?
Yakin Ertuk, relatora especial de la ONU sobre la violencia contra la mujer, afirmó hace pocos meses que en Irán las mujeres sufren dis criminación en la legislación, "a causa de disposiciones discriminatorias contenidas en los códigos civil y penal y por culpa de defectos en la administración de justicia". Y no es sólo que pese sobre ellas la prohibición de concurrir como candidatas a la Presidencia, interdicción establecida en la Constitución de Irán, porque, como ha declarado el gran ayatollah Nasser Makarem Chirazi: "Las experiencias vividas en el mundo entero nos enseñan que los hombres están mejor cualificados para asumir esta responsabilidad". Total, un cargo de tanta estatura sólo podría ser aspirado por mujeres muy educadas, podría decirse, pues, que la prohibición no afecta a la gran mayoría de ellas. Pero es que en ese país existe una Policía de la Moralidad, especializada en perseguir a las mujeres que no lleven puesto correctamente el velo o que muestren partes de su cuerpo, porque van con túnicas demasiado cortas para las normas islámicas al uso.
¿El negro o el azabache?
En Irán el velo es obligatorio para todas las mujeres, nacionales o extranjeras, que vivan allí. Esto implica que deben llevar el hiyab (cobertura islámica) o el tradicional chador, un manto, generalmente negro, que cubre el cuerpo de la mujer de la cabeza a los pies.
La que incumpla esta norma se expone a ser detenida, fichada y obligada a asistir a un curso sobre moral islámica que, si lo dan por visto, puede acarrearles pena de cárcel.
Paradójicamente, la obligatoriedad de llevar el chador, que no existía en la etapa de los sha, ha sido capitalizada a favor de las mujeres, porque esto ha disminuido la resistencia del clero y de sus familias a permitirles el acceso a la educación y al trabajo. Es decir, si están tapadas, pueden ir ¡pero mucho juicio! Éste es un rasgo muy elocuente de una sociedad donde, a pesar de disfrutar de mayores libertades que en otros países islámicos, las mujeres aún son legalmente ciudadanas de segunda: si están casadas, necesitan el permiso escrito de sus maridos para trabajar o viajar al extranjero. Reciben la mitad de las herencias que sus hermanos varones. No pueden ser juezas. En los tribunales, su testimonio vale la mitad que el de un hombre. En casos de compensación, su vida se valora también en la mitad. No pueden solicitar el divorcio y una vez separadas legalmente no pueden obtener la custodia de los hijos hasta que éstos cumplen siete años. Los hombres pueden tener más de una esposa pero ellas no pueden tener varios maridos. Si un hombre mata a su mujer porque ésta le es infiel, no recibe castigo. Incluso la admisión de mayoría de edad beneficia a los hombres: una niña de nueve años es considerada adulta y, por tanto, capaz de casarse.
Son las seis; pa’ su casa
Es cierto que las mujeres iraníes han llegado a la universidad, y en la actualidad constituyen más de la mitad del alumnado. Pero también lo es que deben ir con los trajes reglamentarios y ocupar los últimos asientos en las aulas, porque los primeros están reservados para los hombres, lo mismo que en el metro y en los autobuses.
En el año 2003, Ahmadinejad fue designado alcalde de Teherán e inmediatamente mandó cerrar restaurantes de comida rápida; expurgó los programas culturales de eventos "no islámicos", lo que implicó la cancelación de conciertos y representaciones teatrales; convirtió las galerías de arte en salas de oración durante el mes sagrado del Ramadán; y llegó hasta a imponer el uso de ascensores por separado, según los géneros, en los sitios de trabajo. Por suerte, no prosperó su propuesta de convertir los parques céntricos en mausoleos para los restos de los caídos en la guerra con Irak (1980-1988).
Ya en la presidencia de Ahmadinejad (llegó en junio de 2005), éste anunció que las mujeres tendrían la oportunidad, por primera vez, de acudir a los estadios de fútbol para ver los partidos. Pero no había terminado de decirlo cuando los clérigos le estaban diciendo que ni hablar del peluquín. Lo que sí logró fue imponer la finalización de la jornada laboral femenina a las seis de la tarde para que puedan regresar a la casa a cuidar muchachos.
La ex jueza iraní Shirín Ebadí (fue obligada a renunciar por los ayatolas, en 1979), premio Nóbel de la Paz 2003, se ha cansado de decir que "las leyes actuales en Irán, las leyes islámicas, no son más que una excusa para pisotear los derechos de la mujer. La religión musulmana no dice que la mujer deba estar sometida al hombre: son los gobernantes de Irán quienes hacen una mala e interesada interpretación de lo que establece el islam".
Debe ser por todo esto, que, cuando el filósofo alemán Jürgen Habermas visitó ese país, aseguró que la próxima revolución iraní sería la de las mujeres.
MILAGROS SOCORRO
El Nacional, September 24, 2006
Como viene haciéndolo en diferentes foros, el presidente Chávez denunció, en la reciente Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, que el capitalismo y la Iglesia Católica son machistas. Tiene mucha razón. Pero cabe preguntarse si tan loable bandera ondeó en las conversaciones sostenidas con el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, quien estuvo hace unos días en Caracas, donde fue tratado a cuerpo de rey y no fue perturbado ni siquiera por alguna organización de mujeres que se plantara para protestar por la situación de subordinación en que se encuentran las iraníes.
En marzo de este año, unas 1.000 mujeres se congregaron en Teherán para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Era una manifestación pacífica, de ciudadanas sentadas entre pancartas, donde podía leerse: "La discriminación contra las mujeres es un abuso contra los derechos humanos", y "Las mujeres exigen sus derechos humanos". De pronto, según dice el informe de Amnistía Internacional, "llegaron al parque varios autobuses cargados de policías y miembros de la milicia Basij vestidos de civil, así como agentes especiales antidisturbios pertenecientes a la Guardia Revolucionaria Islámica. Grabaron y fotografiaron a las mujeres manifestantes y a continuación ordenaron que se disolvieran, con el argumento de que no habían recibido autorización oficial".
Como las manifestantes no acataron la orden y, más bien, una de ellas leyó una declaración donde reivindicaban más derechos para las mujeres, los uniformados cargaron contra ellas, les cayeron a golpes y las rociaron con gases lacrimógenos. Entre muchas otras, la poeta feminista Simin Behbehani, de avanzada edad y con problemas de vista, recibió rolazos y patadas por parte de agentes de seguridad. Estos atropellos se repetirían en junio.
Es de lamentar que el presidente Ahmadineyad no hubiera dado una rueda de prensa a la que se hubiera permitido la asistencia a periodistas de medios no oficiales, porque habría sido muy pertinente preguntarle ¿por qué protestan esas mujeres, aún a riesgo de ser pasadas a plan por la policía?
Yakin Ertuk, relatora especial de la ONU sobre la violencia contra la mujer, afirmó hace pocos meses que en Irán las mujeres sufren dis criminación en la legislación, "a causa de disposiciones discriminatorias contenidas en los códigos civil y penal y por culpa de defectos en la administración de justicia". Y no es sólo que pese sobre ellas la prohibición de concurrir como candidatas a la Presidencia, interdicción establecida en la Constitución de Irán, porque, como ha declarado el gran ayatollah Nasser Makarem Chirazi: "Las experiencias vividas en el mundo entero nos enseñan que los hombres están mejor cualificados para asumir esta responsabilidad". Total, un cargo de tanta estatura sólo podría ser aspirado por mujeres muy educadas, podría decirse, pues, que la prohibición no afecta a la gran mayoría de ellas. Pero es que en ese país existe una Policía de la Moralidad, especializada en perseguir a las mujeres que no lleven puesto correctamente el velo o que muestren partes de su cuerpo, porque van con túnicas demasiado cortas para las normas islámicas al uso.
¿El negro o el azabache?
En Irán el velo es obligatorio para todas las mujeres, nacionales o extranjeras, que vivan allí. Esto implica que deben llevar el hiyab (cobertura islámica) o el tradicional chador, un manto, generalmente negro, que cubre el cuerpo de la mujer de la cabeza a los pies.
La que incumpla esta norma se expone a ser detenida, fichada y obligada a asistir a un curso sobre moral islámica que, si lo dan por visto, puede acarrearles pena de cárcel.
Paradójicamente, la obligatoriedad de llevar el chador, que no existía en la etapa de los sha, ha sido capitalizada a favor de las mujeres, porque esto ha disminuido la resistencia del clero y de sus familias a permitirles el acceso a la educación y al trabajo. Es decir, si están tapadas, pueden ir ¡pero mucho juicio! Éste es un rasgo muy elocuente de una sociedad donde, a pesar de disfrutar de mayores libertades que en otros países islámicos, las mujeres aún son legalmente ciudadanas de segunda: si están casadas, necesitan el permiso escrito de sus maridos para trabajar o viajar al extranjero. Reciben la mitad de las herencias que sus hermanos varones. No pueden ser juezas. En los tribunales, su testimonio vale la mitad que el de un hombre. En casos de compensación, su vida se valora también en la mitad. No pueden solicitar el divorcio y una vez separadas legalmente no pueden obtener la custodia de los hijos hasta que éstos cumplen siete años. Los hombres pueden tener más de una esposa pero ellas no pueden tener varios maridos. Si un hombre mata a su mujer porque ésta le es infiel, no recibe castigo. Incluso la admisión de mayoría de edad beneficia a los hombres: una niña de nueve años es considerada adulta y, por tanto, capaz de casarse.
Son las seis; pa’ su casa
Es cierto que las mujeres iraníes han llegado a la universidad, y en la actualidad constituyen más de la mitad del alumnado. Pero también lo es que deben ir con los trajes reglamentarios y ocupar los últimos asientos en las aulas, porque los primeros están reservados para los hombres, lo mismo que en el metro y en los autobuses.
En el año 2003, Ahmadinejad fue designado alcalde de Teherán e inmediatamente mandó cerrar restaurantes de comida rápida; expurgó los programas culturales de eventos "no islámicos", lo que implicó la cancelación de conciertos y representaciones teatrales; convirtió las galerías de arte en salas de oración durante el mes sagrado del Ramadán; y llegó hasta a imponer el uso de ascensores por separado, según los géneros, en los sitios de trabajo. Por suerte, no prosperó su propuesta de convertir los parques céntricos en mausoleos para los restos de los caídos en la guerra con Irak (1980-1988).
Ya en la presidencia de Ahmadinejad (llegó en junio de 2005), éste anunció que las mujeres tendrían la oportunidad, por primera vez, de acudir a los estadios de fútbol para ver los partidos. Pero no había terminado de decirlo cuando los clérigos le estaban diciendo que ni hablar del peluquín. Lo que sí logró fue imponer la finalización de la jornada laboral femenina a las seis de la tarde para que puedan regresar a la casa a cuidar muchachos.
La ex jueza iraní Shirín Ebadí (fue obligada a renunciar por los ayatolas, en 1979), premio Nóbel de la Paz 2003, se ha cansado de decir que "las leyes actuales en Irán, las leyes islámicas, no son más que una excusa para pisotear los derechos de la mujer. La religión musulmana no dice que la mujer deba estar sometida al hombre: son los gobernantes de Irán quienes hacen una mala e interesada interpretación de lo que establece el islam".
Debe ser por todo esto, que, cuando el filósofo alemán Jürgen Habermas visitó ese país, aseguró que la próxima revolución iraní sería la de las mujeres.
Saturday, September 23, 2006
El juego del rojo
El Juego del rojo
El Nacional - Sunday 17 de September 2006
ALBERTO BARRERA TYSZKA
Antes de que cruces las siguientes vocales, debo advertirte que esta columna tiene elementos de violencia y de sexo tipo equis. Por lo tanto, sólo puede ser leída por niños y adolescentes en la rigurosa compañía de sus padres. Te escribo esto porque, obviamente, deseo proteger el bien moral de la nación, no vaya a ser que tanta crónica para adultos arruine nuestra silvestre inocencia bolivariana. También ahora pienso que, quizás, lo más conveniente es que leas estas líneas después de las 10:00 pm. No está de más comenzar a acostumbrarnos a que también la escritura y la lectura pueden llegar a tener horarios restringidos.
Tal vez por eso mismo la noticia ni siquiera llegó a producirse. Tal vez por eso quedó velada por la pacatería nacional o por esa flacidez colectiva que Ibsen Martínez ha denominado en páginas vecinas la aquiescencia. Quién sabe. Pero lo cierto es que cualquier medio de comunicación, o cualquier agencia internacional de noticias, hubiera podido esta semana soltar un título de este calibre: "El presidente Chávez anunció anoche que va a sodomizar a todos los candidatos de la oposición". O, en un tono más directo, algo como "Chávez ofrece sexo a sus adversarios políticos".
No fue así. No pasó. Ese es otro de nuestros lujos petroleros: nada es definitivo, nada importa, nada es en serio. La historia sólo es una broma.
El cuento rueda así: la noche del 12 de septiembre, en un programa de televisión del canal del Estado, en medio de una explicación sobre los ejes de desarrollo del país, el presidente Chávez se dejó ganar por el humor del animador del show y comenzó a bromear a propósito de las elecciones del próximo 3 de diciembre. Estando en esas, echó mano a un clásico del humor escolar, de la formación machista de los venezolanos: el juego del rojo.
Para aquellos que tienen pocos años, poco país o poca memoria, me voy a permitir glosar este lugar común de nuestra identidad. Cualquier mañana en cualquier calle o en cualquier patio de escuela, un chamo se acerca a otro y le pregunta: "¿Quieres jugar el juego del rojo?". El segundo chamo, con cara desprevenida, pregunta: "¿El juego del rojo?". Y entonces el chamo uno, sonríe, victorioso, y suelta la frase que resuelve el acertijo y da pie a la risa: "Tú te agachas y yo te cojo". Otra variable tradicional del mismo chiste ocurre al día siguiente. Regresa el chamo uno y aborda al chamo dos: "Oye, ¿quieres que juguemos a la piragua?". El chamo dos, que como vemos es de los que tropieza varias veces con el mismo chiste, vuelve a ofrecer su cara desprevenida y pregunta: "¿Cómo es el juego de la piragua?". Para que, entonces, el chamo uno pueda carcajearse mientras contesta: "Igual que el rojo pero en el agua".
Supongo que no hacen falta más acotaciones. Coger, tirar, singar...son, para nosotros, los verbos --generalmente masculinos-que reseñan, con ese mismo ritmo, las relaciones sexuales. Ocurre entonces que, en el programa de marras, el Presidente, tan pícaro, afirmó: "Eso es lo que vamos a hacerles a los candidatos de la oposición. Les vamos a hacer el juego del rojo". Y como para no dejar incompleta la recreación infantil, agregó: "Y cuando terminemos el del rojo, con toditos, les vamos a hacer el piragua". En dos minutos, y pocas palabras, puso la política a cuatro patas.
A esta altura de la página, necesito reiterar que no pertenezco a ninguna liga de decencia, que por el contrario, más de una vez, más de un lector de este periódico ha alzado su voz protestando la impudicia de alguna de mis crónicas dominicales, que soy de los que cree que cada quien puede hacer con su sexo un tambor. La intimidad también es, o al menos debería ser, una soberanía, un reino independiente y, por lo tanto, libre. Pero, eso sí, lo que me parece inaceptable es que cualquiera venga a pregonar públicamente que su tambor no es un tambor sino un diccionario, un crucifijo o un himno nacional.
Obviamente, cuando el Presidente rescata el viejo chiste y lo ofrece como mensaje político, también está refrendando y promocionando una noción y un sentido del sexo como acto de dominación, de sometimiento, donde aquel que es penetrado es un "perdedor" o sufre una brutal humillación, o está simplemente recibiendo un castigo.
Machismos aparte, dejando de lado el mareo que constituye toda nuestra educación cultural y sentimental, también hay en la escena del chistecito por televisión una metáfora, una expresión muy nítida de cómo entiende el Presidente la experiencia democrática, de cómo vive el poder, de cómo concibe su relación con el debate, con la diferencia, con los otros. Agáchate que te cojo.
No es un problema de estilos personales. No se imagina uno a Rodríguez Zapatero, por ejemplo, participando en un programa en la televisión española y diciendo que, en la próxima contienda electoral, se va a follar al candidato del Partido Popular. Es un asunto de formas, de respeto a la política, a las instituciones, a la mínima idea de representatividad que tiene toda función pública. ¿Este es el jefe de un gobierno que se ha empeñado en controlar todos los contenidos que circulan en la sociedad, que se esfuerza en regular al máximo la comunicación social? ¿Este es el líder que no quiere que el capitalismo nos pervierta, que desea protegernos y salvarnos de un mundo inhumano y lleno de exclusiones?
Porque, sin duda, lo que resulta más irritante es el doble discurso, la pretensión purista que anda por la vida escandalizándose ante el racismo y el sexismo, ante las demasiadas discriminaciones que ocurren a cada rato, allá lejos, en el resto del planeta Tierra. Aquí no. Aquí, por suerte, tenemos al mejor líder del universo. El único que respeta los derechos humanos, que es justo y santo, que vive de la mano con dios nuestro señor, que representa a todos los pueblos ofendidos del mundo, que sólo tiene amor para dar y que, a veces, te mira sonriente, bondadoso, y te pregunta: "¿Quieres jugar al juego del rojo?" .
El Nacional - Sunday 17 de September 2006
ALBERTO BARRERA TYSZKA
Antes de que cruces las siguientes vocales, debo advertirte que esta columna tiene elementos de violencia y de sexo tipo equis. Por lo tanto, sólo puede ser leída por niños y adolescentes en la rigurosa compañía de sus padres. Te escribo esto porque, obviamente, deseo proteger el bien moral de la nación, no vaya a ser que tanta crónica para adultos arruine nuestra silvestre inocencia bolivariana. También ahora pienso que, quizás, lo más conveniente es que leas estas líneas después de las 10:00 pm. No está de más comenzar a acostumbrarnos a que también la escritura y la lectura pueden llegar a tener horarios restringidos.
Tal vez por eso mismo la noticia ni siquiera llegó a producirse. Tal vez por eso quedó velada por la pacatería nacional o por esa flacidez colectiva que Ibsen Martínez ha denominado en páginas vecinas la aquiescencia. Quién sabe. Pero lo cierto es que cualquier medio de comunicación, o cualquier agencia internacional de noticias, hubiera podido esta semana soltar un título de este calibre: "El presidente Chávez anunció anoche que va a sodomizar a todos los candidatos de la oposición". O, en un tono más directo, algo como "Chávez ofrece sexo a sus adversarios políticos".
No fue así. No pasó. Ese es otro de nuestros lujos petroleros: nada es definitivo, nada importa, nada es en serio. La historia sólo es una broma.
El cuento rueda así: la noche del 12 de septiembre, en un programa de televisión del canal del Estado, en medio de una explicación sobre los ejes de desarrollo del país, el presidente Chávez se dejó ganar por el humor del animador del show y comenzó a bromear a propósito de las elecciones del próximo 3 de diciembre. Estando en esas, echó mano a un clásico del humor escolar, de la formación machista de los venezolanos: el juego del rojo.
Para aquellos que tienen pocos años, poco país o poca memoria, me voy a permitir glosar este lugar común de nuestra identidad. Cualquier mañana en cualquier calle o en cualquier patio de escuela, un chamo se acerca a otro y le pregunta: "¿Quieres jugar el juego del rojo?". El segundo chamo, con cara desprevenida, pregunta: "¿El juego del rojo?". Y entonces el chamo uno, sonríe, victorioso, y suelta la frase que resuelve el acertijo y da pie a la risa: "Tú te agachas y yo te cojo". Otra variable tradicional del mismo chiste ocurre al día siguiente. Regresa el chamo uno y aborda al chamo dos: "Oye, ¿quieres que juguemos a la piragua?". El chamo dos, que como vemos es de los que tropieza varias veces con el mismo chiste, vuelve a ofrecer su cara desprevenida y pregunta: "¿Cómo es el juego de la piragua?". Para que, entonces, el chamo uno pueda carcajearse mientras contesta: "Igual que el rojo pero en el agua".
Supongo que no hacen falta más acotaciones. Coger, tirar, singar...son, para nosotros, los verbos --generalmente masculinos-que reseñan, con ese mismo ritmo, las relaciones sexuales. Ocurre entonces que, en el programa de marras, el Presidente, tan pícaro, afirmó: "Eso es lo que vamos a hacerles a los candidatos de la oposición. Les vamos a hacer el juego del rojo". Y como para no dejar incompleta la recreación infantil, agregó: "Y cuando terminemos el del rojo, con toditos, les vamos a hacer el piragua". En dos minutos, y pocas palabras, puso la política a cuatro patas.
A esta altura de la página, necesito reiterar que no pertenezco a ninguna liga de decencia, que por el contrario, más de una vez, más de un lector de este periódico ha alzado su voz protestando la impudicia de alguna de mis crónicas dominicales, que soy de los que cree que cada quien puede hacer con su sexo un tambor. La intimidad también es, o al menos debería ser, una soberanía, un reino independiente y, por lo tanto, libre. Pero, eso sí, lo que me parece inaceptable es que cualquiera venga a pregonar públicamente que su tambor no es un tambor sino un diccionario, un crucifijo o un himno nacional.
Obviamente, cuando el Presidente rescata el viejo chiste y lo ofrece como mensaje político, también está refrendando y promocionando una noción y un sentido del sexo como acto de dominación, de sometimiento, donde aquel que es penetrado es un "perdedor" o sufre una brutal humillación, o está simplemente recibiendo un castigo.
Machismos aparte, dejando de lado el mareo que constituye toda nuestra educación cultural y sentimental, también hay en la escena del chistecito por televisión una metáfora, una expresión muy nítida de cómo entiende el Presidente la experiencia democrática, de cómo vive el poder, de cómo concibe su relación con el debate, con la diferencia, con los otros. Agáchate que te cojo.
No es un problema de estilos personales. No se imagina uno a Rodríguez Zapatero, por ejemplo, participando en un programa en la televisión española y diciendo que, en la próxima contienda electoral, se va a follar al candidato del Partido Popular. Es un asunto de formas, de respeto a la política, a las instituciones, a la mínima idea de representatividad que tiene toda función pública. ¿Este es el jefe de un gobierno que se ha empeñado en controlar todos los contenidos que circulan en la sociedad, que se esfuerza en regular al máximo la comunicación social? ¿Este es el líder que no quiere que el capitalismo nos pervierta, que desea protegernos y salvarnos de un mundo inhumano y lleno de exclusiones?
Porque, sin duda, lo que resulta más irritante es el doble discurso, la pretensión purista que anda por la vida escandalizándose ante el racismo y el sexismo, ante las demasiadas discriminaciones que ocurren a cada rato, allá lejos, en el resto del planeta Tierra. Aquí no. Aquí, por suerte, tenemos al mejor líder del universo. El único que respeta los derechos humanos, que es justo y santo, que vive de la mano con dios nuestro señor, que representa a todos los pueblos ofendidos del mundo, que sólo tiene amor para dar y que, a veces, te mira sonriente, bondadoso, y te pregunta: "¿Quieres jugar al juego del rojo?" .
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