Saturday, August 12, 2006

Enredos deportivos (Cuba sabotaging Venezuela sports)

El Nacional

Editorial Saturday August 12 2006


Eduardo Álvarez, presidente del Instituto Nacional de Deportes, públicamente despedido por el jefe del Estado, quien lo criticó por los raquíticos resultados obtenidos en los XX Juegos Centroamericanos y del Caribe ­celebrados en Cartagena, Colombia­ fue reenganchado ayer de manera sorpresiva. En una reunión que duró hasta la medianoche del jueves, tanto el ministro de Educación como sus principales asesores sopesaron el daño que se le haría a la organización de la Copa América de Fútbol, a efectuarse el próximo año en Venezuela, si se desprendían de Álvarez, secretario general del comité organizador de ese encuentro internacional a realizarse en varias ciudades del país.

Se trata de una cita de gran relieve para los aficionados al fútbol en este continente y la organización de este evento constituye una exigente prueba para el Gobierno venezolano, que ya ha invertido cifras mil millonarias en las obras de infraestructura en la remodelación y construcción de estadios, así como en el financiamiento de hospedajes y hoteles para aumentar el número de alojamientos disponibles en 2007. A esta fecha resultaría cuesta arriba montar una nueva directiva que se empape a tiempo de los pormenores organizativos que, por lo demás, están bastante adelantados.

De allí que el presidente de la Federación Venezolana de Fút bol, Rafael Esquivel, no haya titubeado un minuto para firmar un comunicado de apoyo al funcionario defenestrado (aunque por pocas horas), en la que sin remilgos dijo sentirse "gratamente complacido por esta decisión del ciudadano Presidente de la República, de ratificar en su puesto al profesor y amigo Eduardo Álvarez". Para darle mayor gracia agregó: "Tenemos un compromiso inmediato que atender con auténtica sapiencia, como lo es la Copa América de Venezuela 2007, que está a la vuelta de la esquina, y Eduardo está empapado de absolutamente todo". Mejor imposible.

Ahora bien... ¿por qué si Álvarez es tan necesario y "está empapado de todo" el Gobierno coloca su gestión en tela de juicio, al punto de asomar dos o tres candidatos listos para sustituirlo? La razón de los decepcionantes resultados obtenidos en los Centroamericanos de Cartagena no constituyen un argumento de peso para ponerlo de patitas en la calle, cuando la mayoría de los funcionarios de este país no sobresalen por sus logros. Quizás Álvarez se extralimitó cuando dijo que destronaríamos a México del segundo lugar y terminamos a duras penas en la cuarta casilla, detrás de Colombia. Pero no es para armar tanto alboroto.

En realidad, el error del presidente del IND fue haber denunciado el comportamiento de las mafias arbitrales de los cubanos, que en la mesa de los jueces quitaron puntos y descalificaron a los atletas venezolanos para favorecer a los suyos. Esa es la verdad de lo que sucedió en los Juegos Centroamericanos: esos actos de ventajismos fueron presenciados por los deportistas y entrenadores nacionales, y por los periodistas que cubrieron las competencias. Y esa denuncia no gustó en Cuba, ni tampoco en Miraflores. Álvarez se atrevió a meter el dedo en el ojo a las "misiones deportivas cubanas" y su influencia nefasta. Un pecado ideológico porque pone de manifiesto el irrespeto hacia los atletas venezolanos. Su caso es el fiel reflejo de un abuso del poder dentro del poder.

Así, el Presidente de la República prefirió atender las obser vaciones de la misión cubana antes que las del titular del IND, Eduardo Álvarez, en relación con los resultados de los Juegos CAC Cartagena 2006. Lo que está sobre la mesa son, sin duda, los grandes recursos en dinero que se gastan para cancelar los convenios con los técnicos antillanos, y que son administrados directamente desde La Habana. También están en disputa los millardos de la Copa América 2007 que parten y se reparten las gobernaciones desde el año pasado, y que al igual que las cuantiosas inversiones en los próximos Juegos Nacionales Los Llanos 2007, ponen a todo el mundo con los pelos de punta por la codicia.

Pero también hay que desconfiar de quienes se erigen como profetas del desastre: por ahí se está amasando una ley del deporte brutalmente estatista e intervencionista, un verdadero instrumento de control de los dirigentes y atletas. De manera que no pueden verse los ataques contra Álvarez como una consecuencia por no haber triunfado en los centroamericanos. Venezuela no tendrá porvenir en los deportes si no se corta por lo sano, y se limita la intromisión cubana en el quehacer deportivo nacional.