MILAGROS SOCORRO, El Nacional, 30/05/2010
El régimen no tiene límites para arrojar a la hoguera electoral lo que sea. Si la destrucción de Empresas Polar le reporta un alza de 0,1% en las encuestas, lo hará sin miramientos. Lo estamos viendo.
Es la explicación para el absurdo y cíclico ensañamiento contra la primera empresa de producción de alimentos del país.
¿Chávez odia a Lorenzo Mendoza? Qué va. Es muy probable que le ensoberbezca el hecho de que el joven empresario no haya tenido con el bolivariano más que las escuetas cortesías que se deben a los presidentes.
Y seguramente le atormenta la certeza de que jamás obtendrá de Mendoza más que una fórmula de educación... adquirida en las mejores escuelas.
Pero lo único que le interesa a Chávez es permanecer en el poder; y si los escombros de Empresas Polar avivan la fogata de las ruinas donde sigue mandando, no titubeará para ordenar el primer hachazo.
En los años que Chávez lleva amenazando a Empresas Polar, Lorenzo Mendoza no se ha distraído de sus labores de conducción y producción para contestar. Siempre lo han hecho sus abogados, sus gerentes, en fin, voceros autorizados para rebatir minuciosamente las acusaciones y enfrentar los intentos de intimidación. Son ellos quienes han comparecido ante el Tribunal Supremo de Justicia. En esta ocasión, cuando el autócrata habla directamente de cerrar la empresa, son los trabajadores quienes han salido a responderle. Han visto lo suficiente como para saber que todas las confiscaciones de industrias y empresas por parte del Estado han terminado en cierres. Y los empleados, a la calle. Ya nadie se cree que la estatización supone el paso automático de los trabajadores a la nómina de Pdvsa. Ya son demasiados los trabajadores que se alegraron a la llegada de la Guardia Nacional con una notificación de despojo, porque creían que serían absorbidos por Petróleos de Venezuela, y al día siguiente despertaron en el vía crucis del paro.
Los 31.299 empleados de Empresas Polar están "en pie de lucha", como establecieron en un comunicado, porque no quieren verse en la calamitosa situación de los trabajadores de las industrias básicas de Guayana o de las contratistas petroleras de la Costa Oriental del Lago. Están cebados en las mentiras del régimen y saben que Chávez, cuya experiencia productiva se restringe a la administración de una cantina del Ejército, es el peor patrón imaginable. Eso, cuando no pone a la gente a hacer colas por un destajo. Un trabajador de Polar, desde el más encumbrado hasta el que empezó ayer en mantenimiento, tiene el mejor salario del país en su escalafón; bono vacacional por encima de la ley; utilidades en el máximo de la ley; seguro de HCM para padres, hijos y cónyuge; póliza de vida y accidentes personales; entrega mensual de una caja con los productos de la corporación; acceso gratuito a comedores de muy alta calidad; cestatickets; plan de jubilación; plan vacacional para hijos; juguetes en Navidad para hijos; obsequio y cesta navideña; becas de estudio para trabajadores e hijos; plan de actualización y capacitación; cursos de extensión cultural; gimnasio y áreas deportivas, entre otras ventajas. Destaca la circunstancia de que en Empresas Polar hay un genuino ambiente de respeto y consideración. Inconcebible Mendoza botando gente con un pito o abusos por el estilo.
No por nada Juan Tacoa, presidente del Sindicato Bolivariano de Trabajadores y Trabajadoras de las Empresas de Alimentos, Bebidas, Afines, Similares y Conexos Nacional, en fin, chavista duro, cuando vio que aquellas condiciones podían disolverse en un pantano de franelas rojas, comenzó a hacer declaraciones como: "Los derechos laborales no se negocian, se exigen. Y estamos dispuestos a defender el empleo hasta con nuestras propias vidas". "No vamos a ceder. Estamos dispuestos a encadenarnos y llevar palo si es necesario". "La única relación de Chávez con las empresas es que éstas se arrodillen. Y Polar no lo va a hacer".
La imagen de este drama la componen unos empleados angustiados por la suerte que pueden correr sus familias si el autócrata "va por Polar", como ha bravuconeado. Y enfrentado a ellos, el gorila, con el pecho de tambor, resoplando en su soledad de "revolucionario" verdugo de trabajadores.
El país contiene la respiración porque sabe que los sacrificaría encantado si esas miles de almas afligidas pudieran canjearse por diez minutos más en la jungla donde reina.