Richard Prieto es el presidente del Sindicato de Trabajadores de Cervecería Polar. Le toca permanecer en el ring en un momento de grandes forcejeos. En una esquina, el Gobierno. Y, en la otra, la masa laboral. Nació en Barquisimeto en 1968 y se graduó de bachiller en el Liceo Lisandro Alvarado. Está casado desde hace 23 años. Uno de sus hijos murió en un accidente. Le quedan 2. Trabajó durante 11 años en la embotelladora Marbel. Ingresó a Polar en 2000. Se desempeña como montacarguista o lo que en el organigrama se conoce como operario III. Su tarea consiste en cargar los camiones que salen a la calle y descargar los que llegan. Su paquete mensual es de aproximadamente 5 millones de bolívares. Aparte, goza de otros beneficios: fideicomiso, 4 meses de utilidades, caja de ahorro y un seguro de salud que cubre a toda su familia. Prieto habla en guaro. Lleva colgado su carnet en el pecho como quien porta una medalla de oro ganada en una olimpiada.
El jefe del Estado dijo el domingo pasado, en Aló, Presi- dente, que los trabajadores que defienden Polar se han colocado de lado de quienes explotan al pueblo. ¿Qué respondería usted?
Señor Presidente, nosotros no defendemos ni a la burguesía ni al imperialismo: nosotros defendemos nuestros puestos de trabajo, nuestra convención colectiva, nuestra estabilidad laboral, el pan de nuestros hijos.
Empresas Polar genera más de 32.000 empleos a escala nacional y es el primer contribuyente del país. Esta organización es la que ofrece los mejores salarios en Venezuela y permite a los trabajadores que hagan carrera dentro de ella. Tenemos un buen contrato colectivo. Y eso es lo que nos mueve a mantenernos en pie de lucha. Ninguna burguesía.
¿No resultaría más conveniente para ustedes que la empresa pasara a manos de un gobierno que proclama el socialismo y que, en consecuencia, debe defender los intereses de la clase trabajadora? ¿No sería preferible esa opción antes que cerrar filas alrededor del empresariado?
Nosotros no creemos en ese socialismo participativo que vende el Presidente de la República. Todas las empresas que han pasado a manos del Gobierno están quebradas.
Los trabajadores no tienen, ni siquiera, un contrato colectivo. En Barquisimeto, está el caso de Vengas (gas comunal). Hace cuatro años que el Gobierno la tomó y los trabajadores ahora están clamando por un contrato colectivo.
Cuando funcionaba como Vengas, si a la gente se le acababa la bombonita, llamaba y, a más tardar en 2 días, se la reponían. Ahora pueden pasar 15 o 20 días y no se la reponen. ¿Cómo pretende el Presidente que nosotros aceptemos eso? Los primeros días serán de fiesta, pero después estaremos de luto.
Allí están los casos de Cemex, de Sidor... No queremos ese destino para Polar. Por eso defendemos nuestros puestos de trabajo.
¿Defienden el capitalismo?
No. Nosotros no defendemos el capitalismo: defendemos nuestros derechos laborales, previstos en la Constitución.
Una Constitución de la que el Presidente habla pero que no cumple. Lo que nos permite comer a nosotros, y a nuestras familias, son nuestros puestos de trabajo. Y si tenemos que salir todos los días a defenderlos, lo vamos a hacer. Ojalá acá en Venezuela hubiera no una Polar, sino varias Polar; no un Mendoza, sino varios Mendoza. El desempleo en este país se acabaría. El grupo Polar lo que ha hecho es bendecir al pueblo de Venezuela. Es la verdad.
Supongamos que la empresa pasara a manos del Gobierno, ¿estaría éste en capacidad de operarla?
Sinceramente, no. Y la prueba, repito, es lo que ha ocurrido con las otras empresas que el Gobierno ha tomado supuestamente para echarlas adelante y lo que ha ocurrido es que las ha hundido. Los trabajadores que hacen vida allí están protestando todos los días. Si el Presidente quiere montar una empresa para beneficiar al pueblo, que lo haga con los recursos del Estado, sin expropiar las demás.
Porque él expropia aquí y expropia allá, y quiebra aquí y quiebra allá. Todas las empresas que ha expropiado están en rojo. Y si están operando, lo hacen a media máquina. Sería una catástrofe para el país que Polar pasara a manos del Gobierno.
¿Por qué una catástrofe?
El Gobierno lleva las empresas a la quiebra porque, entre otras cosas, coloca en puestos gerenciales a personas que no están capacitadas. Polar produce 80% de los alimentos del país. Imagínese que la quebraran. ¿Cómo quedaría Venezuela? ¿Buscando importaciones? Lo que se necesita aquí es que haya producción. Y si el Gobierno quiere crear una empresa para competir, perfecto. Pero no de esa manera: expropiando a las empresas operativas y sólidas. No, que lo haga con sus fondos. Yo quisiera que el Presidente me diera el nombre de una empresa que él haya expropiado que sea exitosa. Yo no conozco ninguna. Y no sólo yo: nadie.
¿Ustedes estarían dispuestos a arriesgar sus vidas para defender sus puestos de trabajo?
De ser necesario, sí. No es que queramos ser mártires.
Ojalá no tuviéramos que llegar hasta allá. Pero si tuviésemos que arriesgar la vida, lo haríamos porque de alguna manera dejaríamos un legado para las otras personas que vienen atrás. No estamos pensando nada más en nosotros hoy.
Estamos pensando a futuro.
Vamos a luchar hasta donde podamos para que no se nos arrebate el derecho al trabajo.
El Gobierno tiene que respetar la Constitución. Tenemos que luchar por lo bueno: no podemos ir para atrás. Y la única manera de hacerlo es manteniéndonos firmes en nuestra posición.
¿Esa decisión de defender a toda costa el derecho al trabajo priva en la mayoría de los trabajadores?
Le puedo decir que 500% de los trabajadores tiene esa convicción. Ya no es el cien por cien. En una asamblea que hicimos, tomamos esa decisión.
Y no importa si uno es montacarguista, si el otro trabaja en el área de mantenimiento y el otro es ingeniero. Aquí todos hablamos el mismo idioma: defender nuestros puestos de trabajo. Nos vemos enmarcados en una sola fila: una fila de trabajadores, porque todos somos asalariados y merecemos respeto. Estamos cansados de las groserías y de los insultos.
Nosotros también somos pueblo. Muchos de nosotros, los trabajadores, votamos por el presidente Chávez. Yo no sé por qué él nos ve como si fuéramos burguesitos que traicionamos al país.
El país dividido en dos toletes que todos vemos (uno a favor y uno en contra del presidente Chávez), ¿no se observa en Polar?
Aquí siempre se ha respetado la ideología de todo el mundo.
Si alguien es rojo, verde o azul está en libertad de serlo. Había algunos trabajadores que apoyaban al Gobierno, pero después del 13 de febrero, cuando el presidente Chávez pasó frente a la agencia de Barquisimeto y dijo: "¡Sáquenme esa basura de aquí del centro de la ciudad!", la cosa cambió. Sentimos que basura somos todos. Basura somos todos porque nosotros, orgullosamente, pertenecemos a esta empresa.
El Presidente puede hacer un referéndum consultivo con los 32.000 trabajadores de Polar y creo que no sacaría ni 5 votos a su favor. Le hacemos un llamado al señor Presidente de la República: rectifique. No lo estamos retando, lo único que queremos es que nos dejen trabajar en paz. Hace 107 días que comenzó esta novela. Y nuestros hijos, cuando llegamos a la casa, ya no nos piden la bendición, como antes, sino que nos preguntan: "Papá, ¿los van a expropiar?".