Sunday, March 04, 2007

Queremos ese programa, ya

MILAGROS SOCORRO

EL NACIONAL - Domingo 04 de Marzo de 2007

P ropongo que nos tomemos en serio el proyecto de María de Queipo, presidenta de la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional, de "estudiar el pensamiento de Chávez en los colegios, las universidades, las misiones". Yo me lo he tomado muy en serio, porque si la diputada Queipo hubiera formulado su iniciativa de incluir el corpus filosófico del presidente Chávez en los programas de formación de los jóvenes de la República sin que en verdad tuviera la intención de hacer realidad este propósito, entonces estaríamos ante un caso de flagrante adulación, vicio que se caracteriza por exaltar a una persona con el interés de recibir a cambio algún rédito, como podría ser el de recibir apoyo para una eventual candidatura a la gobernación del Zulia.

Y eso está descartado, porque en la misma entrevista en que la diputada Queipo estremeció al país con su moción, se define a sí misma como una criatura seráfica, nacida en un hogar campesino y vacunada contra el modelo neoliberal por su "acercamiento a la naturaleza". Además, la profesora Queipo maneja un camión 350, según nos enteramos en febrero de 2005, cuando un artefacto explosivo estalló frente a la sede del MVR en Maracaibo, e impactó contra este vehículo, de su propiedad, que estaba estacionado allí. A quién se le ocurre que una persona que se desmelena en un 350 va a incurrir en zalamerías con el fin de obtener un bien proveniente de la persona adulada.

Lo otro es que la catedrática Queipo trata de tú al presidente Chávez, como consta en la trascripción del Aló, Presidente N° 182, del 15 de febrero de 2004, en el que el jefe de Estado la interpela para que confirme que su gobierno ha sido espléndido con el Zulia, lo que ella refrenda, suscribiendo sus palabras con un "como tú dices"; y apresurándose a asegurarle que la gobernación de ese estado es pan comido, que ya el general Gutiérrez podía ir mudándose para el Palacio de las Águilas, ya que no sería "muy difícil tomar la gobernación del Zulia, porque estamos frente a un golpista" (se refiere a Manuel Rosales, no al que, efectivamente, tiene en frente).

Ese tratamiento tan íntimo anula la posibilidad de que la profesora vaya a incurrir en adulación y con ello sugerir, Dios la libre, que en Venezuela el ascenso en la escala política podría depender el apoyo de una persona, en este caso un pensador tan clave para la instrucción nacional. Mucho menos, que la adulación sea eficaz porque el personaje lisonjeado exija el protocolo de reptar para acceder a sus favores. No es concebible que alguien crea, a la vez, que el mandatario es fuente de un pensamiento de forzoso debate en las aulas y también que su voluntad podría variar por una buena jalada a tiempo.

Con toda seguridad, María de Queipo, que se ha adelantado a sus posibles competidores exhibiendo su experticia en materia de sabios, conoce las reflexiones de figuras menores como Locke, quien estableció que la adulación es un tipo de abuso de confianza, en el que el adulador induce el engaño del adulado, atribuyéndole capacidades o virtudes de las que carece con el fin de ganar alguna ventaja. Claro que Locke, quien finalmente no es más que un muchacho avispado en comparación con el erudito del que estamos tratando, centraba sus preocupaciones en un régimen político de poderes limitados y desconcentrados, en contraposición con un régimen absoluto, donde la adulación hace carrera porque "aquéllos que aspiran a hacerse de un poder desmedido" son susceptibles de los aduladores que proceden para suscitar el la pasión por el poder absoluto.

Pero dejemos esto. La jaladera sólo encuentra terreno allí donde impera un orgullo tan desmedido y susceptible a los halagos que entonces no es capaz de detectar el ridículo al que lo expone el adulador. Y no hay porqué pensar eso en el caso de la profesora Queipo y, por supuesto, del supremo autor a estudiar.

Sin embargo, no faltan mentes maliciosas que han insinuado que con su proposición la diputada Queipo se ha puesto, en términos hípicos, en tercios prohibitivos; es decir, que le ha sacado un tramo insalvable a la jauría de aduladores. Sólo hay una manera de acabar con las risitas y las murmuraciones. La profesora Queipo debe detener los comentarios con respecto a la ligereza de su planteamiento y a los rumores que le atribuyen una insidiosa voluntad de granjearse patrocinios con mentiras.

Y esto sólo ocurrirá cuando la profesora Queipo presente al país un plan acabado, donde se expongan los contenidos del programa de estudio del pensamiento del presidente Chávez. Bien detallado. Desde luego, para ello deberá leer todos los textos de la lumbrera. Absolutamente todos, no se sabe dónde puede estar la frase luminosa, el concepto fundador, la noción esclarecedora.

Y debe hacerlo ella misma, no debe delegar la pesquisa y, de paso, el honor. Cuando tengamos ese documento, se acabarán las aprensiones.