Wednesday, January 17, 2007

Gobierno regala a cada conductor 6,7 millones de bolívares al año

Gobierno regala a cada conductor 6,7 millones de bolívares al año

El Nacional - Domingo 31 de Diciembre de 2006 A/15

Economía

A la Tesorería Nacional dejaron de entrar, durante 2006, alrededor de 26,2 billones de bolívares debido a que el Ejecutivo subsidia el precio local de la gasolina, según calculó la firma Ecoanalítica. El economista Ramón Espinasa asegura que el precio actual sólo alcanza para cubrir una cuarta parte de los costos de producción y distribución de este combustible, un sacrificio fiscal que supera el presupuesto de educación y deportes para este año


CORINA RODRÍGUEZ PONS


La queja general en estos días es el tránsito. El mapa de las calles y autopistas de las ciudades venezolanas se ha vuelto multicolor. Está repleto de vehículos que van y vienen sin ninguna otra limitación que la cola permanente. Pero, ¿agradecerán al Gobierno, los conductores de la vía, esta fiesta automotriz? Dos especialistas calcularon por vías distintas que, gracias al fisco, ellos no cancelen 6,7 millones de bolívares al año por llenar su tanque de gasolina.

Cada litro se vende en el mercado interno a un promedio de 80 bolívares, equivalente a 5 centavos de dólar desde hace 10 años, con lo cual Venezuela se ubica entre los países que tienen el combustible más barato del mundo.

La firma Ecoanalítica calcula que el Gobierno puede vender cada litro de gasolina en 965 bolívares en el mercado internacional. Pero, en el mercado interno, lo comercializa en 80 bolívares. Con esa decisión deja de recibir cada día 72 millardos de bolívares, vale decir, 26,2 billones de bolívares al año.

El informe de Ecoanalítica indica que si cada uno de los 3 millones de conductores tuviera que cancelar en la estación de gasolina los precios del mercado internacional, pagaría al bombero casi 8 millones de bolívares más durante todo el año.

El economista y ex asesor de Pdvsa, Ramón Espinasa, ratifica que el Gobierno en vez de ganar, pierde dinero al vender gasolina en el mercado interno. A la industria petrolera estatal le cuesta producir y distribuir cada barril de gasolina hasta la estación de servicio, 22 dólares.

Pero, al vender cada litro en 80 bolívares, Espinasa asegura que sólo recibe por cada barril (de 156 litros) el equivalente a 6 dólares. "El Gobierno apenas recupera una cuarta parte de lo que le cuesta producir y distribuir la gasolina".

Cada día en Venezuela, según las estimaciones más recientes que maneja el ex ejecutivo petrolero, se venden alrededor de 350 mil barriles de gasolina al día, por lo que las pérdidas anuales que asume el Gobierno con la comercialización de combustible ascienden a 1.800 millones de dólares al año, un equivalente de 3,8 billones de bolívares al tipo de cambio oficial.

Espinasa calcula que Pdvsa podría vender cada uno de esos barriles de gasolina a un precio promedio de 80 dólares en la puerta de la refinería. Pero al venderlo en 6 dólares en el mercado interno, evita que los propietarios de vehículos paguen los otros 74 dólares por barril.

"Si calculamos que en el país hay 3 millones de automóviles, el subsidio a la gasolina en un año es de 3.151 dólares por vehículo, y dejan de cancelar al llenar el tanque 6,7 millones de bolívares al año", calcula el experto, cifra inferior a las estimaciones de Ecoanalítica.

Pdvsa deja entonces de recibir 9.453 millones de dólares al año, un monto que supera los 20 billones de bolívares, utilizando como referencia el precio del dólar oficial.

Los cálculos de estos especialistas revelan que la inversión que hace el Gobierno para subsidiar el precio de la gasolina es mayor al presupuesto de 15 billones de bolívares que entregó el Ejecutivo al ministerio de Educación y Deportes este año e, incluso superior al monto asignado para 2007 (de 19 billones de bolívares). Resulta como mínimo tres veces más elevado que el gasto del ministerio de Salud de 6 billones de bolívares y cuatro veces más que la inversión que hizo el Gobierno en viviendas durante 2006 de 4,5 billones de bolívares, según las proyecciones de la Oficina Nacional de Presupuesto.

"El subsidio a la gasolina es el doble del presupuesto de inversiones de Pdvsa de este año, que ronda los 5 millardos de dólares", apunta Espinasa.


Transeúntes en desventaja
Pero este regalo del Estado no lo reciben por igual quienes no tienen vehículo propio. Ecoanalítica asegura que, los pasajeros que se montan a diario en un transporte público con capacidad para 30 personas, en realidad, reciben un subsidio de 260 mil bolívares al año, por la gasolina que paga el conductor de la camioneta.

"El subsidio a la gasolina es regresivo, porque no beneficia a los que menos ganan, ya que los más pobres no tienen automóvil.

En realidad, apenas 1 de cada 10 venezolanos tiene vehículo propio, por lo que este subsidio en realidad estimula a que las familias de clase media y alta utilicen más de un automóvil por persona", afirma Espinasa.

El director general del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato, se mostró preocupado hace dos semanas por la desigualdad que existe en América Latina y le echó la culpa al mal gasto público. En ese marco, recomendó Rato "eliminar los subsidios a la gasolina y a la electricidad –como los que mantienen Venezuela, Ecuador y Honduras–, como parte de la revisión que tiene que hacerse del gasto".

El director admitió a la agencia EFE que en cierto número de países el gasto público ha aumentado recientemente "de manera preocupante", consideró que éste era un fenómeno similar a lo ocurrió en expansiones económicas y crisis previas. Rato no mencionó naciones específicas, pero en un reciente informe sobre América Latina, el FMI destacó el aumento "drástico" del gasto en Argentina y Venezuela.

El director considera "crucial" para la región que aumente la inversión pública en infraestructura, educación y redes de protección social. "Pero para pagar por esas partidas, los gobiernos deben sacar dinero de programas que benefician a la clase media", comentó.

Espinasa no propone que se cobre a los conductores venezolanos la gasolina al precio internacional. "Pero el Gobierno sí debería al menos cubrir los costos y no asumir las pérdidas", comentó.

Si el Gobierno decide escuchar la propuesta de Espinasa deberá ajustar el precio de la gasolina 275%. Es decir, comercializar cada litro a 300 bolívares para que Pdvsa reciba los 22 dólares por barril que le cuesta procesar y distribuir ese combustible.

En octubre de este año, el ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, anunció la reactivación del programa Gas Natural Vehicular (GNV) para que el transporte público dejara de utilizar gasolina.

La idea era que esta medida vaya aplicádose gradualmente a otros vehículos de transporte de superficie, dentro de un programa global de ahorro energético nacional.

El especialista asegura que ese programa no dará resultado. "En Venezuela no existe ningún estímulo que permita reducir el consumo de gasolina. ¿Por qué vas a poner un vehículo a gas si la gasolina es regalada?. La única razón por la que un conductor piensa no ir a la gasolinera es por el tiempo que te va a llevar surtir de nuevo el tanque", afirma.

Espinasa asegura que cuando se inició el programa de gas natural vehicular, en 1996, este sí dio resultado porque se ajustó el precio de la gasolina al del mercado internacional. Sí existía en ese momento un incentivo, pero después de 10 años sin aprobarse un incremento, advierte que el litro de gasolina cuesta 18 veces menos que un refresco.

En Ecoanalítica admiten que no se ha producido un aumento de la gasolina por razones políticas, a pesar que no se trata de una medida que ayuda a la gente más pobre.

"Se trata de una decisión de carácter político populista, porque en este país se estigmatizó el precio de la gasolina. La gente que hoy está en el Gobierno cuestionó en su momento el ajuste y ahora no lo pueden tocar", comentó.

Ningún país de la OPEP comercializa, entre tanto, una gasolina tan barata. Espinasa asegura que en Kuwait se vende un galón de gasolina por 1 dólar, mientras en Venezuela pagan 4 centavos de dólar por esa misma cantidad de combustible, 15 veces menos de lo que le costaría en Estados Unidos a cualquier conductor venezolano, a partir de ahora agradecido.

Friday, January 05, 2007

Everyone against the Monster

Todos contra el monstruo

Milagros Socorro

El Nacional Thursday 4, January 2007
--------------------------------------------------------------------------------



Si Saddam Hussein hubiera sido absuelto por la matanza de 149 chiíes de la localidad de Dujail, perpetrada en 1982, el nudo de la horca se hubiera adaptado a su contorno de cuello por crímenes y abusos de poder como el genocidio ocurrido entre 1986 y 1988, cuando murieron 182.000 civiles kurdos en desplazamientos masivos, ejecuciones y masacres en la campaña de Al Anfal, ordenada por Hussein.

Apuntado a todas las conspiraciones antes de hacerse con el poder, Saddam Hussein también era imputable de crimen contra la humanidad por la guerra contra Irán, que se tragó la vida de un millón de seres, segadas en los dos bandos, entre 1980 y 1988.

Estaba acusado de encargar la ejecución de más de 8.000 kurdos de la tribu barzani en 1983; de inducir el bombardeo de agentes químicos, esparcidos por la aviación iraquí sobre la localidad de Halaba, al noreste de Irak, donde murieron 5.000 personas en el mayor ataque con gas contra civiles de ese país; de invadir Kuwait y ocuparlo durante siete meses en 1990; de aniquilar decenas de miles de soldados y civiles chiíes, en 1991, cuando se sublevaron contra el régimen tras el fracaso de la confrontación contra Kuwait; de detener y ejecutar decenas de líderes chiíes, entre 1974 y 1999; de organizar ejércitos paralelos, redes de delación, aparatos de tortura y, en suma, de gobernar durante 24 años sobre la base del terror.

EFECTIVAMENTE, ESTAMOS HABLANDO DE UN MONSTRUO. Pero esa criatura terrible, que además empobreció a su país y lo dejó arruinado y enfrentado, no actuó jamás en solitario. Llegó al patíbulo íngrimo, insultado por sus verdugos, que en esa hora terrible no se ahorraron burlas y chufletas, pero su andadura hasta la trampilla de madera que habría de ceder para permitir su última caída y consecuente quebradura de cuello, fue permitida por muchos factores de poder que se inhibieron de pararle el trote y, muy por el contrario, se convirtieron en alcahuetas de sus desmanes.

Si la pena de muerte fuera un remedio para acabar con los genocidas y los dictadores, el crujido de las vértebras debería resonar en el mundo como un rayo que hendiera la atmósfera toda, porque crímenes de esas dimensiones no se pueden cometer por la sola maldad de un hombre. Todos los delitos que se acreditan a Hussein, que fueron muchos y que en estas líneas apenas están esbozados, se llevaron a cabo porque una parte de la sociedad lo hizo posible –esa parte que no era víctima directa de la crueldad y los abusos–, porque el ejército lo siguió en sus tropelías, porque la comunidad internacional se hizo de la vista gorda, porque siempre hubo algún sector beneficiado por sus iniciativas y cegado ante su conducta implacable.

Ahora la misma sociedad que le aplaudió el culto a la personalidad, que levantó vallas con su rostro y estatuas con su estampa, que ovacionó sus apariciones públicas en las que disparaba armas de fuego y lucía una cara deforme por apariencia del sobrado y ese ridículo sin fin de los mandones; esa sociedad responde barbarie con barbarie, llevándolo a un cuarto oscuro y sacándole el piso para que cuelgue como un fardo con la cabeza, pendulando como un melón escapado de la bolsa de las compras.

ES CIERTO QUE CON LA EJECUCIÓN DE HUSSEIN SE ACABA UN PROBLEMA. No habrá una constante perturbación emanada de la celda del preso, se habrá desalojado el riesgo de que algún atajo leguleyo, mucha plata untada en manos inescrupulosas y el apoyo de fuerzas de ésas que no faltan, el reo saliera de la cárcel y regresara al poder, que todo lo hemos visto. Pero también es verdad que al cobrarle sus crímenes con la muerte, la sociedad se convierte en asesina, con el agravante de que sus propias culpas quedan expiadas por un solo individuo, el condenado.

¿Estoy propugnando que en vez de mandar al patíbulo solamente a Hussein –y a otros dos que esperan el trato con mecates– se proceda a una ejecución en masa de todos sus acólitos? No. Por el contrario. Estoy afirmando que la pena de muerte no resuelve nada, que reparte el horror del mazo en toda la sociedad y que, encima, releva a ésta de examinarse y reflexionar con respecto a todas las vagabunderías que es capaz de tolerar, auspiciar y justificar. Sin un país –o una parte de él, porque las víctimas no son más que eso ni tienen culpa de sus desgracias– que encuentre argumentos para dar legitimidad a una dictadura, no hay dictador posible. Sin una sociedad permisiva no hay margen para el surgimiento de tiranos.

MIREMOS A VENEZUELA HOY. Las idioteces que han recogido las recientes encuestas de Datanálisis y otros sondeos hechos por mediciones internacionales no tienen cuento. Una lectura rápida nos conduce a la conclusión de que una mayoría de la población está perfectamente dispuesta a cambiar las libertades y una convivencia civilizada por prosperidad económica. Como si eso fuera posible, como si no fuera un dilema tramposo, como si no fuera un hecho demostrado en muchos países que la riqueza sólo es consecuencia de una productividad acerada en un marco de justicia, en reglas claras, en libertades económicas, políticas y sociales. Los escasos países que han logrado avances económicos en un contexto autoritario lo han hecho a pesar de la dictadura y no gracias a ello. Y es un hecho que al zafarse de las estructuras premodernas sus saltos son exponenciales.

Nuestra sociedad se define como una de las más felices del mundo, si no la más; y esta declaración se enuncia precisamente en los mismos días en que las muertes por homicidios pasan del medio millar. No entiendo cuál es la idea de felicidad de una población que sabe muy bien que su idilio con la vida puede terminar con un tiro en la calle, que no ignora que la bonanza económica que atravesamos es una burbuja que nos estallará en la cara en cualquier momento, porque está llena de aire... y no del aire de libertad que necesitamos para crear ideas y riqueza.

Esa sociedad que responde las encuestas con tanta frivolidad e inverosímil irresponsabilidad será la misma que el día de mañana se volverá furiosa contra el íncubo, cualquiera que sea, siempre tenemos uno a mano. Y así como hace poco constituyó hordas para defenestrar a los partidos, de la misma manera conducirá a la hoguera, esperemos que simbólica, a quienes ahora celebra en la forma de muñecos inflables y le aguanta gigantografías que lo ensalzan.

El culpable siempre será otro.

Un bicho que engañó a las masas.

Tratemos de no olvidar que apenas ayer se juraron encantadas, totalmente avenidas a la idea de poner todas las decisiones en manos de un solo hombre, todos los poderes, todas las versiones de la historia, todos los partidos oficialistas, todos los valores de la democracia, todo el país quebrado en haces de leña para avivar el festín nocturno. Esas masas son menores de edad deleitadas al poner su destino en manos de un tutor. Mañana se volverán todos contra el monstruo, finalmente el único culpable.

Qué triste. Y qué mediocre.