Monday, January 10, 2005

LUNES 10 de Enero de 2005

TalCual

Caso Anderson

Jesse emplaza al Fiscal

Debe ser el letargo que sigue a las festividades decembrinas, pero es llamativa la indiferencia que acompañó las declaraciones del ministro del Interior, Jesse Chacón, pocos días después de Año Nuevo, sobre el caso Anderson. No fueron conchas de ajo las que tiró Chacón y por mucho que temas como el del “canciller” de las FARC y el de las tierras de Cojedes convoquen la atención pública, no vamos a dejar pasar por alto aquellas declaraciones.

Chacón no solamente señaló la existencia de dos grupos de abogados, uno de los cuales “estaba vinculado con el fiscal Anderson” (Jesse dixit), que habrían tratado de extorsionar a varios de los imputados por el caso 11A, sino que incluso hizo público el nombre de un banquero chantajeado, que “mucho antes de que ocurriera el atentado contra Anderson” (nuevamente Chacón dixit) fue a la Fiscalía y a la Defensoría “para plantear que lo estaban extorsionando” (Jesse re-dixit).

Se trata, siempre según el ministro, de Arístides Maza Tirado, quien no es un banquero cualquiera, porque además de su condición de presidente del Banco Caroní es al mismo tiempo presidente de la Asociación Bancaria Nacional. Pero aquí surge una pregunta cajonera: ¿Qué hicieron tanto la Fiscalía como la Defensoría, pero en particular la primera, con tamaña denuncia? Es probable que Maza Tirado haya hablado con el propio Isaías Rodríguez, pero de no haber sido así, se cae de maduro que éste tiene que haber sido informado de lo que Maza Tirado dijo.

Ningún fiscal subalterno se habría guardado tan escandalosa información, de modo que el Fiscal General, ya sea directamente o a través de alguno de sus subalternos, tiene que haber tenido conocimiento de la papa caliente que el banquero dejaba en manos de la Fiscalía.

¿Qué hizo Isaías? Que se sepa, nada y, peor aún, al día siguiente de la declaración del ministro del Interior, Isaías dijo a la prensa que efectivamente en el organismo que dirige habían tenido conocimiento de que algunos de los posibles imputados trataron de “arreglar” su asunto buscando pagar para que los sacaran de la lista.

Que tal hecho sea verdad es posible porque en este país esas cosas no son raras, pero no fue a eso a lo que se había referido Jesse Chacón sino exactamente a lo contrario; es decir a que un banquero, con nombre y apellido, había denunciado ante la Fiscalía que a él se le quería cobrar por ponerlo a salvo. Jesse no habló de “adinerados” (otra vez Jesse dixit) que querían sobornar sino de “adinerados” a quienes se quería chantajear.

Maza no dijo que él quería pagar sino que le querían cobrar. Y sobre esto Isaías Rodríguez hizo mutis. De hecho, se hizo el pendejo. ¿Va a continuar mudo?

Porque, de acuerdo con todo esto, Isaías Rodríguez está emplazado. Está en la obligación de informarle al país sobre el destino que dio la Fiscalía a la denuncia de Maza Tirado y está en la obligación de informar porque tras tamaña revelación el ente que dirige no tomó medidas para averiguar la relación entre Anderson y los abogados extorsionadores y tomar las providencias aconsejables, si es que hubiere habido lugar a ellas, en particular las atinentes al tratamiento bombástico que se dio al caso.

Ahora si es verdad que Isaías Rodríguez tiene que quitarse la “camisa de fuerza” de la cual habló el día del entierro de Anderson. Hay mucho que explicar.

Pero, hay algo más. Conocemos de vista, trato y comunicación a un empresario a quien le fueron pedidos 400 mil dólares para “exculparlo”. El dijo que no pagaba. Pero eso no es suficiente.

Pensamos que este empresario y cualquier otro que haya sido objeto de la misma tentativa de chantaje tiene la obligación moral y ética de declarar públicamente sobre el caso y revelar los nombres de los chantajistas. Tal como hiciera Arístides Maza. Sólo así se podría avanzar en el esclarecimiento definitivo del asesinato de Anderson, y poner al desnudo toda la turbia trama que lo rodea.